Galileo Galilei, sobre su Vida y Obra.

Carlos Chavarría-K

Instituto de Astronomía, Universidad Nacional Autónoma de México, campo Ensenada
   
 

 

Prólogo

La Organización de las Naciones Unidas declaró al 2009 como “El Año Internacional de la Astronomía” por las múltiples contribuciones fundamentales de ésta a la ciencia y al entendimiento del lugar que el hombre ocupa en el Universo, así como para celebrar los 400 años de que Galileo abrió todo un nuevo campo de conocimientos, al observar el cielo a través del telescopio por él manufacturado en 1609. Ahora son impensables la ciencia y, en particular, la astronomía contemporáneas sin las geniales contribuciones del toscano Galileo Galilei al entendimiento de las mismas, alcanzadas no por la especulación, sino con el método científico por él desarrollado como su principal herramienta de trabajo. Por ello muchos lo consideren el padre de la Ciencia Moderna. Más notable resulta su obra, si se toma en cuenta que las hizo en situaciones muy adversas, como la constante falta de dinero y, peor aún, la sentencia de muerte en la hoguera por hereje que pendía sobre su cabeza, así como la prohibición de la Iglesia Católica para divulgar su obra, debida ésta última a sus ideas revolucionarias. Gracias a su prestigio científico y a que contó con amigos poderosos dentro y fuera de la iglesia, esa sentencia fue conmutada por arresto domiciliario de por vida, el cual duró ocho largos años. Murió viejo y achacoso, estando ciego los últimos cuatro. Lo paradójico es que era un hombre que profesaba honestamente la religión católica. Ante las arremetidas de sus adversarios, no buscó una salida fácil buscando refugio en tierras más liberales a la suya allende el norte protestante. Ni muerto lo dejaron en paz: el gran duque de la Toscana, Fernando II, (discípulo de Galileo e investigador por mérito propio, pero simple espectador cuando éste fue juzgado por la Inquisición), intentó enterrarlo en la nave principal de la Basílica de la Santa Cruz en Florencia, junto a la tumba de su padre Fernando I y las de otros nobles ancestros, así como levantarle ahí un mausoleo de mármol en su honor, pero el Papa Urbano VIII (nacido Maffeo Barberini) y su sobrino, el cardenal Francisco Barberini protestaron vehementemente y durante 95 años estuvo enterrado en un pequeño cuarto contiguo a la Capilla de las Novicias, en un lugar raramente visitado. En 1737 (probablemente por orden del Duque Gian Gastone) fue trasladado a la Nave principal y se erigió ahí mismo un monumento en su honor, lo que habla muy bien del espírito florentino. El Papa Pío XII (papado de 1939 a 1958) lo admiraba y, después de 13 años de deliberaciones de una comisión creada por el Papa Juán Pablo II para estudiar el caso, el 31 de Octubre de 1992, el Papa pidió públicamente a nombre de la Iglesia Católica disculpas y mostró arrepentimiento por el caso de Galileo Galilei y la manera como lo manejó la iglesia, concediendo oficialmente que la Tierra no es estacionaria (el autor desconoce si los Jesuítas y Dominicos siguieron su ejemplo). ¡Solo imaginemos qué otros logros hubiera alcanzado si lo hubieran dejado trabajar en paz! Por otro lado, es entendible (aunque el autor no la comparte) tanta dureza de los religiosos hacia los ilustres hombres de esa época ya que su pensamiento innovador significaba una reforma profunda en el pensamiento humano, con el consecuente debilitamiento del control de la Iglesia sobre la sociedad. Pero al final, después de casi 400 años, se le hizo justicia a ese gran hombre Galileo Galilei, toscano por nacimiento, universal por su pensamiento.

 

 
 

©2008 Cómputo Ensenada IAUNAM-E    |   Ing. Alma Maciel    |     almaARROBAastrosen.unam.mx

Ultima Actualización: 26 de Noviembre de 2008.